Yusmel Velázquez / Foto: NARR |
Velázquez, de 27 años de edad, después de haber entrado hace tres años a Haití, en una travesía riesgosa por mar desde Maisí (Guantánamo), y hacer estancia en República Dominicana, volvió a su provincia. Así continuaron los retornos en la pelota holguinera, pues antes hicieron lo mismo Máikel Cáceres y Lerys Aguilera.
“Hace seis meses que estaba pensando en regresar”, expresó el joven en su casa, en la Ciudad de los Parques. El natural del municipio de Urbano Noris está en la Isla desde el 4 de noviembre pasado, tras llegar en compañía de su esposa e hijo. Ahora es aficionado asiduo de su antiguo equipo en el estadio Calixto García. Mas eso es presente. El futuro le puede jugar una buena pasada.
Velázquez debutó en la Serie Nacional 50. / Foto: Reynaldo Cruz |
¿Por qué decidiste emigrar, justo cuando ya eras el pítcher líder del staff holguinero y quizás hubieras podido integrar algún equipo Cuba?
-En ese momento, salí en busca de mejores condiciones económicas. Sabiendo que había tenido años anteriores buenos, como cuando hice la preselección a los Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz-2014 y, personalmente, creí merecer estar en el equipo, pero me dejaron fuera.
Luego, se nos dijo que los que habíamos sido eliminados íbamos al Torneo de Rotterdam y entonces tampoco hice el viaje, sin explicación ninguna. Todo el que juega pelota en Cuba a lo máximo que aspira es a hacer un equipo nacional y representar al país. Me decepcionó un poco que, en tantas ocasiones, se me hubiera apartado.
Todavía hay quienes piensan que firmar con una franquicia estadounidense es puro trámite. ¿Cómo fue tu caso en particular en República Dominicana?
-No es fácil, es un cambio demasiado grande. Llegas a un béisbol distinto, te enfrentas a entrenamientos difíciles, muy diferentes a los que hacías en Cuba. A veces tienes que dedicar varios meses a ponerte en forma idónea, para que los equipos de Grandes Ligas vean tus aptitudes. En el caso de los lanzadores, deben tirar por encima de 90 millas. Vi muy pocos cubanos que consiguieron firmar.
Todavía hay muchos pasando trabajo allá, porque es complicado ser contratado. Llegué a estar en la forma que exigen las franquicias, pero por razones ajenas a mí, por gente que decidía por mí, no pude ser firmado. Fueron tres años perdidos, aunque a la vez no niego que gané en experiencia y aprendizaje, y quizá, con los conocimientos adquiridos, podré ser mejor pítcher en el béisbol cubano y ayudar a mis compañeros.
¿Hubo chances de que te insertaras en la pelota invernal dominicana?
-Nunca pude participar en ese torneo. Estuve en el entrenamiento con los Leones del Escogido y todo acabó, pues ellos ya tenían sus 10 refuerzos. Después, los Tigres del Licey me vieron entrenando y me invitaron a sumármeles, mas solo jugué con estos la liga paralela, no el evento mayor. Recibí ofertas de planteles venezolanos; sin embargo, quienes manejaban mis destinos las rechazaron.
El “sueño dominicano”…
-A los muchachos que toman ese camino les digo que es complicado. Que es un ámbito donde no se puede creer en todo el mundo. Ellos, quienes nos captan, prometen muchas cosas que, al final, cuando estás ahí, no se cumplen. Hay mucha ambición por el dinero y dependes de otros.
Ha cambiado el sistema de firmas, pues antes buscaban a figuras establecidas en Series Nacionales y ahora van tras chicos de 15 ó 16 años. Pero igual les sucede a los más jóvenes, es difícil que los firmen, porque casi no han jugado y no poseen experiencia. A veces, consiguen ser contratados por muy bajos salarios, en el mejor de los casos.
¿Pudiste, en tus años en el exterior, aprender a lanzar por otros ángulos, mejorar la velocidad de tus envíos y ganar en fortaleza física?
-Desde que llegué a República Dominicana me eliminaron la forma de lanzar de costalazo. Decían que trabajar por encima del brazo facilitaba tirar todas las millas de tus envíos. Además, opinaban que eran menos frecuentes las lesiones, de ese modo, el más común. También empecé a pitchear tres cuartos.
Mejoré mi velocidad, casi a punto de salir hacia acá estaba estable entre 94 y 96 millas, aunque llegaron a marcarme hasta 98. Me aconsejaron trabajar mucho el físico. Y dediqué muchos meses, alrededor de nueve, al gimnasio, sin lanzar una pelota. Ingerí muchas proteínas y vitaminas, y otros suplementos atléticos. Hice también ejercicios de fortalecimiento manuales.
Se comenta, en Holguín, que quieres volver con los Cachorros…
-Regresé aspirando a eso, ya he hablado con dirigentes del INDER acá. La próxima Serie Provincial, si Dios permite, la jugaré con “Urbano Noris”, en busca de poder retornar con Los Cachorros. Primeramente, como pasé algunos años fuera de Cuba, tengo que cumplir con el proceso de repatriación, que ya hice, y esperaré a que en enero me salgan los papeles.
El Comisionado Provincial de béisbol me aclaró que el paso inicial era incorporarme a jugar la Serie Provincial. Con el Director Provincial del INDER quiero reunirme en los próximos días, a fin de explicarle mis intenciones. Nunca estuve ajeno al equipo Holguín, siempre lo seguía por Internet, estaba pendiente de este todo el tiempo. Desde que volví a Cuba, no me he perdido un juego en el estadio Calixto García. / Por Nelson Alejandro Rodríguez Roque
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