jueves, 19 de marzo de 2009

Después del out 27 / Nelson Alejandro y Reynaldo Cruz


“Pienso que el principal objetivo es el equipo (…) Las metas personales son sólo en el terreno de juego, yo soy un jugador más”, expresó Cepeda, cuando su average era de 600, había empujado 10 carreras y jonroneado en tres ocasiones. La gloria personal le preocupó poco a Frederich, que se integró al mérito colectivo.
“Contamos con un modelo a seguir (…) la increíble serenidad y seguridad de Cepeda, a quien deseo rendir homenaje en esta reflexión, por sus proezas”, anunció Fidel, cuyas redacciones repercuten. En esta ocasión, además de enaltecer al ambidiestro bateador, criticó el sistema de clasificación del evento, que colocó a Corea del Sur, Japón y Cuba en la misma senda. El “Caimán Verde” es primero del recién creado ranking mundial de la Federación Internacional de Béisbol (IBAF, por sus siglas en Inglés), los coreanos son reyes olímpicos de Beijing y el trofeo del Clásico 2006 está en poder de los japoneses. ¿Nadie se percató a tiempo de esta “casualidad”?.
“Los pusieron en el mismo grupo para que se eliminaran entre sí”, abundó. Y a todas luces fue así, pues era mejor despejarles el camino a los estadounidenses, quienes antes del encuentro con Puerto Rico (el martes) empezaron a hacer agua, cuando las lesiones perjudicaron a Chipper Jones, Dustin Pedrosa o Matt Lindstrom y el manager Davey Jonhson habló incluso de abandonar la justa. El abrumado estratega se quejó de la falta de apoyo de la afición en Miami; pero todo le salió a pedir de boca y logró llevar al elenco norteamericano hasta Los Ángeles, escenario de la semifinal y final. Por el otro acceso la tarea era complicada; Corea y Japón se identifican por un pitcheo de control, velocidad y variedad de repertorio, una defensa casi perfecta y el bateo ya no es solo de líneas cortas, los asiáticos también sobrevuelan las cercas.
“Uno de los tres será eliminado irremisiblemente, sin competir antes con (…) Estados Unidos, el país de las Grandes Ligas”, esa es la realidad. Para los creadores del deporte de las bolas y los strikes la presente versión les viene como anillo al dedo, en medio de la Crisis Económica. Recaudan en “tiempo muerto” -con la pretemporada en apogeo-, ya que los estadios de esa nación abren las puertas anticipadamente, los patrocinadores aumentaron con respecto al 2006, la asistencia a los partidos de primera ronda creció (en un 38 por ciento) y la televisión ha captado mucha atención. “El Clásico fue organizado por los que administran la explotación del deporte (…) gente además astuta, inteligente e incluso todo lo diplomática que sea necesario”, continuó Fidel.
En esta lid, la IBAF supervisa y la Major League ejerce el mandato, distribuye los premios en metálico y designa a la mayoría de los árbitros e impone “las leyes”; excepto la llamada “regla Schiller”, de colocar hombres en primera y segunda base a partir del capítulo 13. Los culpables de la exclusión de la pelota en los Juegos Olímpicos prepararon el itinerario yanqui para que el bochorno de la primera versión quedara olvidado. El exentrenador Tom Lasorda, antes de correrse la voz de ¡a jugar!, comentó que el béisbol no era coreano, cubano o de otros seleccionados, que los del Tío Sam tenían que vencer. Y Davey Jonhson dijo que la representación de “barras y estrellas” era el plantel a derrotar. De cualquier manera, venezolanos (5-3 y 10-6) y puertorriqueños (11-1) los exprimieron. Fueron dos declaraciones picantes, porque aunque se codean entre los cuatro grandes, los cantos de victoria peligran por la paridad de los adversarios.
Siempre se les exige a nuestros peloteros, pero debemos pensar en la comparación que escuchamos cuando Cuba cayó en el Mundial beisbolero de 2007: “Brasil es la excelencia del fútbol y se han retirado sin medallas más de una vez en las Copas del Orbe. No podemos ganar todos los torneos porque los contrarios se preparan. ¿Imaginan qué pasará cuando nos aparten en la primera o segunda ronda? Eso sucederá algún día”.
Amerita añadir que Japón realizó un estudio pormenorizado, se centró en las debilidades criollas e hizo el trabajo con mucha concentración. En 18 entradas, solamente se le pudo pegar de hit en 13 oportunidades y no se anotaron carreras. Cuba cedió porque los del “Sol Naciente” fueron mejores.
Lo cierto es que cuando se triunfa todos aplauden y si perdemos quieren atacar a los “culpables”. El conjunto debe ser objeto de análisis; mas no es cuestión de renovaciones masivas o que la emprendamos con el cuerpo de dirección. El II Clásico dejó experiencias amargas y de ellas habrá que aprender. La XLVIII Serie Nacional reiniciará para empezar a recuperarnos del golpe.