viernes, 10 de abril de 2009

Ni retórica, ni “teque” / Nelson Alejandro

La Recesión Mundial afecta el presente económico. El Grupo de los 20 (las naciones más ricas) se reunió en Londres recientemente y entregó un bálsamo solutivo; pero no sugirió ningún remedio para la carestía de los alimentos, la crisis financiera o el desempleo, que en EE.UU alcanzó sus peores índices desde 1983.
En Honduras o El Salvador, los transportistas sufren por el alza de la gasolina y las hipotecas dejan sin viviendas a una buena parte de los estadounidenses. Todos son salpicados por las políticas del colapso capitalista.
A Cuba también llegan las consecuencias. Aunque no hemos quedado a la deriva. Tomamos medidas que permitan sortear la tormenta. La reunión del Consejo de la Administración Provincial (CAP) aclaró una de ellas: “Las provincias y organismos que se sobregiren en el consumo energético serán penalizadas. Es decir, me quitan 10 toneladas de combustible este mes pues en la anterior etapa nos sobrepasamos”, explicó Vivian Rodríguez Gordín, presidenta del Gobierno en el territorio.
La también diputada al Parlamento Cubano extendió su intervención: “el control tiene que ser diario, desde el puesto de trabajo hasta la máxima dirección”. Rodolfo Calderón, director de Economía y Planificación en Holguín, comentó la situación afrontada por algunas instalaciones hoteleras que tuvieron incumplimiento en febrero y en marzo rectificaron. “Esto demuestra que todavía existen reservas de ahorro”, refirió Calderón.
Tales iniciativas obligan a las entidades a tomar cartas en el asunto y emplear eficientemente los recursos. Por el mismo camino marcha el tema de la sustitución de importaciones, que no es retórica ni “teque”. Hace poco se reportaba la cotización de una tonelada de leche en polvo en 2 mil 213 dólares. Con un ejemplo práctico, Porfirio Suárez, miembro del Buró Provincial del Partido, manifestó: “¿Porqué traemos leche de Holanda si la tenemos frente a nuestras narices?”.
Así es, de la CPA a la bodega, a buen entendedor…Sembramos pastos, creamos microvaquerías y son entregadas hectáreas para la ganadería; mas todavía el autoabastecimiento es parcial. Debemos abrir bien los ojos para detectar a aquellos productores dedicados a las ventas ilegales. Hay que aprovechar mejor la tierra, pues los terrenos ociosos pueden reactivarse.
La cosecha de tomate ubicó en buena posición a la Fábrica Turquino, que superó el plan y ya se prepara para afrontar la temporada del mango. Las producciones domésticas de pastas y mermeladas pueden desplazar las compras de Heinz Catch-Up o las conservas y jugos de manzanas, peras o fresas. Además, según se dio a conocer, en el Combinado Cárnico son acometidas nuevas inversiones y en julio entrará en funcionamiento una empacadora de embutidos. En la agricultura, la obtención de frijoles devuelve al paladar el sabor criollo. Es necesario estudiar experiencias como las de Guantánamo, donde cosechan garbanzo en zonas con bajos promedios de precipitaciones.
Los vaivenes de la economía han permitido empaparnos en la utilización del presupuesto, que necesita aliviarse con la reducción de cifras. Para eso discutimos en los centros laborales estas inquietudes. Explicar que el ingreso es el punto de partida. La provincia se ha propuesto disminuir en un seis por ciento los gastos. Los sectores de Educación y Salud, a pesar de los contratiempos internacionales, reciben más del 66 por ciento del presupuesto territorial. En otros países, nadie pensaría dos veces para recortar la ayuda, que significaría descuidar el Programa Materno-Infantil y apagar la luz del conocimiento.
Por eso el encuentro del CAP ayuda a pensar “en lo mío”, en lo que está al alcance. Distanciados de las cumbres de falsos apretones de manos, fotos “a todo trapo” y cenas “benéficas”.
A fuerza de eficiencia dejaremos de buscar leche en polvo en Europa. Aquí no se despide a nadie de su centro laboral y tampoco la gente está al tanto de los batacazos bursátiles. Mientras en el Mundo algunos le dan el último adiós a sus hogares, los holguineros reponemos los techos que Ike desplomó.