jueves, 1 de octubre de 2015

Los “con qué” en el deporte (+ Fotos)

Tacos elaborados en el reparto La Quinta.
Aquel profesor de atletismo impartía el salto de altura y sus alumnos desafiaban la gravedad “aterrizando” en un colchón de hojas de matas de plátano. Al aro de básquet se le colgó la cesta, porque la abuela de uno de los muchachos improvisó tejiendo una en casa.

Esas estampas cubanas son resultados de la escasez de implementos deportivos, que afecta tanto al Sistema de Alto Rendimiento como al recreativo. El déficit tocó su punto más bajo en los duros años del Período Especial, cuando el Bloqueo influyó de manera cruda.

Su hijo fue promovido a la Eide holguinera; aunque fueron muchos cursos recogiéndolo en la escuela y llevándolo hasta el combinado Jesús Feliú Leyva. Yosvani Marrero habla con conocimiento de causa: “Entrenaban con casi ningún implemento del área especial. Los padres recogimos dinero y compramos un bate de aluminio y nosotros mismos teníamos que garantizar uniformes, guantes, zapatos y todo lo que lleva la práctica beisbolera. Desde que empezó, a los siete años, he tenido que adquirir cuatro guantes en 20 ó 25 pesos convertibles y dos pares de tacos artesanales y de fábrica, los primeros en 10 y los segundos en 20. Tuvimos opciones en los mercados industriales y logré adquirirle uniformes allí una que otra vez”.
Fotos: NARR y Reynaldo Cruz

A Jesús “Chuchi” Martín le complace trabajar en categorías menores y a ellas ha dedicado gran parte de sus más de tres décadas vinculado al béisbol. Comenta que, en la actualidad, el entrenador que sea incapaz de conservar sus medios, crearlos o hacerse de ellos, no puede obtener resultados. “A veces, para efectuar un torneo, tenemos que colaborar profesores y padres y comprar pelotas, bates y hasta esparadrapo. Desde la Comisión Provincial se nos ayuda, pero es insuficiente. Una pelota en la calle te cuesta de 20 a 50 pesos, un bate de madera, 100, y de aluminio, 500. Los tacos artesanales pueden llegar hasta los 14 pesos convertibles, aunque si son de fábrica andan por encima de los 25 a veces, y los guantes, según su calidad o estado de conservación, pueden valer de 10 a 25”, declara.

Fuera de la zona de strike
Salgámonos del deporte nacional, del que algunos referirán requiere demasiados instrumentos. Vayamos al Más Universal, cuyo carácter global ha estado apoyado, entre otros factores, en “lo poco” que necesita para anotar un gol. Alexánder Castro, comisionado provincial de la disciplina, explica: “Los implementos que recibimos son ínfimos para un deporte tan popular. Desde la Industria Deportiva nos enviaron pelotas de goma y estas estaban despistonadas en gran número; hubo que convertirlas en esféricas medicinales para la preparación física mayormente, como medios auxiliares.

“Las pelotas de calidad siempre son pocas y hay que distribuirlas entre la Eide, la Academia, los municipios, el equipo de la Primera Categoría y los eventos provinciales. Con pocos balones, ni los elementos técnicos se aprenden bien ni se desarrollan habilidades en edades infantiles, por lo cual la matrícula escolar de la Eide ingresa a esa escuela con deficiencias, inicia el curso en septiembre y ya en enero arranca su eliminatoria oriental”.

Saltemos a la malla alta, donde el país, a pesar de los pesares recientes, todavía tiene una reputación mundial. Como entrenador de voleibol de alumnos de cuarto a quinto grados en la escuela Rubén Bravo, José Antonio Osorio padece los mismos avatares de sus colegas. Expone que cada preparador del combinado Henry García entrena sus grupos con una pelota, por lo que desde el calentamiento y otros ejercicios enfrentan dificultades. Se trabajan algunos elementos técnicos en poco tiempo y los pequeños no logran corregir errores, que luego salen a relucir en la etapa competitiva.

“El curso pasado trabajé con dos pelotas nuevas y otras que gestioné o aportaron los muchachos. Una vez recibimos balones verdes de goma muy dura, que no favorecían la recepción, la cual debe hacerse con esféricas acolchonadas, tanto en la rama femenina como masculina. Ahora cuento con una net de náilon que no es oficial y otra que sí lo es; pero estas y los balones son los mismos empleados en eventos de diversas categorías”, aclara.

Lo local ¿primero?
Anda navegando en Internet un material con un título que, a principios del siglo XXI holguinero, se justificaba: “Desarrollo de la industria deportiva local en Holguín”. Tuvo su época esa rama por aquellos años, en el municipio cabecera principalmente, bajo la guía de Carlos González Figueredo. Inclusive, se premió en diversos forums, debido a su exitosa generalización.

Luego, decayó aquel avance y hubo individualidades que motivaron más de un trabajo en la prensa: Juan Carlos General y sus guantes de cuero artesanales en Cacocum, las espadas plásticas de Uñas, los bates de madera Sabuesos Pepe en el reparto Sanfield, los petos y cabeceras de taekwondo confeccionados con suelas de chancletas, los balones de fútbol forrados a partir de cuero de carneros y juegos de mesas para débiles visuales (ambos se hicieron en “Maceo”), el muñeco simulador de judo para adiestrarse en los agarres o el proyecto de desarrollo local de una minindustria deportiva cacocumense…

El hasta hace poco tiempo coordinador de la Industria Deportiva Local, Roberto Cintrón, ahora comprador en el Departamento de Inversiones del Inder Provincial, narra lo sucedido con su anterior puesto laboral: “Entró una nueva dirección de Aseguramiento en el Inder, y desde la jefatura de Abastecimiento Técnico Material se revisó la plantilla. Determinaron que la plaza de coordinador no existía, además de no ser necesaria, y ahí mismo fue desapareciendo el programa, eso ocurrió en 2014”.

Francisco Batista, director provincial de Deportes, asegura: “En el Inder, hemos querido hacer algunas producciones, mas pasamos por dificultades en la obtención de materias primas. Lo que más hemos podido realizar son medios derivados de la madera. Las ideas de desarrollar nuestras propias industrias caían en el problema de que nuestro organismo no tiene como encargo estatal la confección de implementos y no se podía justificar la producción de un grupo de recursos, para los cuales no recibíamos materias primas.

“Ampliamos relaciones en todo el país y los municipios tienen facultades para hacer sus contrataciones sin pasar por el Inder provincial. Los recursos para certámenes nacionales sí salen directamente de la capital y están asegurados; las limitaciones están en los territoriales, que no tienen todo el aseguramiento. Con vistas al futuro, debemos acudir más a las producciones de los cuentapropistas, porque ya las direcciones municipales, haciendo una contratación correcta, pueden adquirir implementos artesanales”.

Nueve máquinas para 400 guantes
Taller de Talabartería de la UEB Holguín.
En la Empresa de Industrias Locales de Holguín, las producciones de implementos deportivos las trabajan por ramas: en madera hacen bates y batones de relevos. Antes, elaboraban hasta tableros de básquet, pero los maderos han escaseado y también los pedidos. Con plástico, han obtenido batones de relevo, juegos de ajedrez, damas y dominó, y sogas de náilon, que en dependencia de su grueso sirven para reparar nets o hacer tracción recreativa.

Al faltarles el hilo talabartero, en 2015 han hecho unos pocos juegos de guantes a base de cueros, cuando a partir de esa materia prima salían también mascotas, mascotines, pelotas, sacos de golpeo, guantes de deportes de combate, fajas de fuerza, correas para tiradores y otros instrumentos. De la gráfica provienen los tableros de juegos de mesa y las dianas de tiro. En 2012, entregaron casi 70 juegos de guantes y otras producciones.

“Nuestro Taller de Talabartería, de la UEB Holguín, mantiene todas su máquinas, por lo que, si aparece el hilo, solo habría que volver a comprar cuero. Las materias primas las encontramos nosotros, es decir, las gestiona la Empresa. Y todos los implementos se les venden a Comercio o a los Almacenes Universales; aunque se hacen pedidos desde el Inder o la Universidad holguinera, por ejemplo”, destaca Ángel Gambino, especialista en Industrias Locales en ese tipo de producciones.

Róger de la Torre, jefe del Taller de Talabartería de calle Holguín, subraya que el cuero utilizado en los implementos es fundamentalmente de ovejo; sin embargo, en Ganado Menor han “peloteado” al jurídico de su entidad, que ha ido a allí a lograr convenios, para adquirir la materia prima. “Ellos (en Ganado Menor) no tienen ni que curtirlos, porque nosotros tenemos curtidores. Si pudiéramos disponer de cueros e hilo talabartero, el personal del taller, con sus nueve máquinas, estaría en condiciones de hacer más de 400 guantes mensuales”, señala.
Las ofertas artesanales son una opción.

“Para lograr el desarrollo del deporte de Alto Rendimiento es necesario el trabajo en la base, con prioridad para niños y jóvenes, y fortalecer las actividades en las escuelas, por lo que allí también se necesitan medios deportivos. Se pueden buscar variantes con implementos de menor calidad, surgidos de la propia iniciativa de los entrenadores, pero deben cumplir los requerimientos básicos, que no deformen la técnica, sino que ayuden a la práctica sana, en función del desarrollo integral”, argumenta David Machín, profesor de Biomecánica en la Licenciatura en Cultura Física.

Dar 7,55 pesos convertibles por un bate de madera para niños, 2,60 por seis pelotas de ping pong o más de 40 por un par de tacos de fútbol, en las tiendas recaudadoras de divisas, es inalcanzable para muchas familias, que desean que sus hijos, cuando menos, se distraigan con la práctica deportiva. Las tiendas industriales holguineras ofertan uniformes de béisbol a 210 pesos, obviamente clasificados como de lento movimiento, y los implementos deportivos tuvieron un primer semestre de 2015 con ínfima presencia tras vitrinas.

La poca disponibilidad de medios deportivos lleva años sin grandes variaciones positivas: ni las importaciones asiáticas ni la Industria Deportiva Nacional o las Locales han resuelto el problema. Esta etapa cubana, como se ha planteado, requiere de identificar debilidades, pero también de proponerles solución a cada una, y el deporte espera un accionar en ambas direcciones. / Por Nelson Alejandro Rodríguez Roque

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