martes, 7 de julio de 2015

La Roja al rojo vivo

Foto tomada de BBC
Igual que Inglaterra en el ‘66 o Francia en el ‘98, en sendas victorias mundialistas, Chile le sacó lascas a su condición de local y entre junio y julio se llevó la Copa América 44 de fútbol. En el cruce de cuartos y semifinales fue favorecido por el arbitraje, pero en la discusión del trofeo derrotó al equipo más completo del continente; uno de los tres de mayores resultados en la etapa reciente a nivel orbital (de 2010 hacia acá), solo superado por Alemania y España. Fue sábado al rojo vivo en Santiago, en el Estadio Nacional, con todo el país pidiendo su título. Como planteó Beausejaur, se hizo un regalo al pueblo, donde los pinochetistas le quitaron vidas al pueblo.

Foto tomada de CIPERCHILE
“La Chilena” deja de sorprender, porque en los dos últimos mundiales, primero conducida por Bielsa y luego por Sampaoli (el actual estratega), esa selección rebasó la fase de grupos, obteniendo un éxito frente a La Roja de Europa y asustando a Brasil en Brasil. Juega sin “nueve”, mas tocan el balón de manera similar a cualquier potencia y a la ofensiva llevaron la iniciativa. Alexis, Vidal, Valdivia y Bravo son sus referentes a escala universal, y ellos y el resto del grupo, más un “pitbull” Medel a la cadena, fueron mejores en posesión y disparos a puerta ante Argentina, y en emotividad (subjetiva estadística).

De Messi y compañía apuntar que llevan tres finales de grandes competencias sin anotar, a partir de 2007; sin embargo, llegar a la última jornada es privilegio de pocos y allí han estado. Incluso, desde Sudáfrica, cuando cedieron contra la Mannschaft, nadie los ha vencido en tiempo reglamentario, en lides relevantes. Vendrán las eliminatorias y Rusia-2018 para redimirse. De tanto perseverar también se triunfa, y el talento y las ganas abundan en las filas albicelestes, demasiado doblegadas en cuanto a máximos lauros en selecciones absolutas.

El colegiado colombiano Wilmer Roldán cuidó el cierre del evento y quiso que decidieran los protagonistas, sucediendo esto a 11 metros del arco. Esta Copa mostró a un Brasil irreconocible, a Uruguay echándole de menos a Luis Suárez, a México llevando su plantel alternativo de pocas alternativas, y a Ecuador corriendo lo mucho y logrando lo poco. A Colombia la mareó el Vinotinto, aunque luego pasó la resaca a base de caipiriña; anduvo sin plomo en los botines y terminó de vuelta. Perú y Paraguay regresaron al cuadro de honor, los peruanos otra vez bronceados y los paraguayos “guaraníes” al fin y al cabo. Jamaica parecía hazmerreír y se rió de las goleadas (todos sus partidos los selló, 0-1). Venezuela sigue creciendo, le asentaría irse de Mundial dentro de tres años. Bolivia salió viva de la ronda inicial y le prepararon la crónica de una muerte anunciada, versus el cuadro “inca”.

Se apreció cansancio en los jugadores en sentido general, pues tanto ajetreo en los clubes (Champions, UEFA, Libertadores, Mundial de Clubes…) contrae el accionar en formaciones patrias. Los directores técnicos semifinalistas fueron argentinos – más los de Bolivia y Colombia – y ahí sí ganaron los gauchos: habla a las claras de que las generaciones posteriores a Menotti y Bilardo aprueban con notas altas. ¿Y Cuba? Bueno, no nos perdemos una Copa (como espectadores). / Por Nelson Alejandro Rodríguez Roque

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