jueves, 12 de julio de 2018

El Luzhnikí dirá la última palabra

Francia jugará su tercer discusión del título en dos décadas. / Foto: Getty Images
Francia-Bélgica, en el argot ferroviario, lo que se dice un verdadero choque de trenes. La multicultural selección francesa contra su similar belga, también bastante cosmopolita.

El moderno estadio de San Petersburgo, segundo en capacidad de los de Rusia-2018 y sede de la colisión, acogió a los seleccionados que, juntos, nunca habían estado en semifinales desde México ‘86. Ambos protagonizaron un séptimo duelo sobre césped mexicano, pero por el bronce.

Los Diablos Rojos llevaban 24 partidos invictos, de ellos 19 saldados con victorias, una seguidilla sin parangón entre los combinados todavía activos en Rusia-2018. Les Bleus, los contrincantes en la antigua Leningrado, solo habían caído una vez, en sus últimas 17 presentaciones.

El uruguayo Andrés Cunha, juez principal, decretó el final del partido y el pase francés a la discusión del título, por tercera vez en par de décadas. Un cabezazo de Umtiti bastó, aunque no fue, por mucho, el mejor encuentro de los “galos” en la Copa del Mundo, quienes contragolpearon en la segunda mitad, cerrándose en defensa. Con Lukaku desaparecido, entre Hazard y De Bruyne halaron los vagones “diabólicos”, descarrilados el pasado martes.

Croacia-Inglaterra, estos onces volvieron a semifinales, luego de 20 y 28 años, respectivamente. El estadio Luzhnikí, el olímpico del oso Misha y la СССР (nombre oficial de la Unión Soviética), recibió al plantel de Los Tres Leones –sediento de triunfos– y la Vatreni, como se le conoce en su país al elenco croata. 

Los balcánicos llegaron ganando sus cruces anteriores en tandas de penal, algo que solo había logrado Argentina en Italia ‘90. A los ingleses se les esperaba hace rato en dicha instancia, pero su fútbol se iba sin dar el salto que ahora les salió, en gran medida por las actuaciones de su goleador, Harry Keane, y la revelación bajo los tres palos, Jordan Pickford.
Croacia, decimotercer conjunto que llega a una final. / Foto: Reuters

Ganó Croacia. Los incansables, que afrontaron su tercer choque en tiempo extra, remontaron un tiro libre, un jarro de agua fría, y se convirtieron en el decimotercer representativo que tendrá el gusto de ir a la final. Ya, se acabaron las comparaciones, superaron a sus predecesores del ‘98.

A los rivales les faltó experiencia, demasiada juventud, aunque esta seguro mira a Qatar-2022, y cuatro años pasan rápido (créanlo). Negro y azul en su uniforme volvió a darles suerte a los croatas. La posesión primó esta vez, los de la exrepública yugoslava dominaron (55,3 por ciento); el que ríe último… Modric es un “monstruo”. Mandzukic, de calambre en calambre, “acalambró” a los ingleses.

Favorito a llevarse el trofeo: para mí, Francia, que mi niño de cinco años me dijo tiene más equipo. Mas el país de los 4.29 millones de habitantes y escudo de cuadros rojo y blanco todavía tiene piernas y corazón. El Luzhnikí dirá la última palabra. / Por Nelson Alejandro Rodríguez Roque

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