Brull (denotado) con el equipo en EE.UU., en 1951. |
Defendía la franela del central América y ese plantel no entró en la Liga Popular de Cuba. Los directivos de Báguano fueron a ver a sus homólogos del América y estos le permitieron representar a los primeros. Jugó con los baguanenses solamente en el ‘51, “pero tengo muy buenos recuerdos. El viaje hasta Battle Creek fue de 72 horas en guagua desde Miami”, expresa.
Las memorias renacen en forma de palabras, a través de un teléfono que nos comunica, pues ahora vive en la capital. Los ingenios azucareros y sus bateyes permanecen en él. La atmósfera de aquellos juegos todavía lo emociona. Como pítcher y administrador, Báguano pasó a ser parte suya.
¿Cómo les fue en EE.UU. y cuán fuerte era la Liga Popular?
“Felo Andrés era el manager y cátcher, a la vez. Llevamos algunos refuerzos. Allá ganamos un juego y perdimos dos, por lo que nos eliminaron. Yo me anoté la victoria contra el Chicago y perdí el tercer pleito frente al Oklahoma City. En 1952, pude haber ido con San Germán, porque me pidieron como invitado, pero no quise ir pues la travesía era muy larga. La Liga Popular fue reconocida en EE.UU. y se jugaba con rigor. En esta, en la parte oriental, competían Tacajó, Báguano, San Germán, Preston y otros conjuntos”.
¿Es cierto que jugó en varios circuitos amateurs?
“Tuve la oportunidad de integrarme a varias ligas del país: la Amateur Libre de Oriente, la Popular, la Intercentrales de Camagüey, la Pedro Betancourt y la Unión Atlética Amateur de Cuba, donde no podían jugar negros ni mulatos, por cuestiones de discriminación.
¿A cuáles Campeonatos Mundiales pudo asistir?
“En noviembre de 1951, fui a mi primer Campeonato Mundial Amateur en México, gracias a mis actuaciones con el América (13 victorias y tres derrotas) y Báguano esa temporada. Allí fuimos terceros, pero en el ‘52, en La Habana, nos titulamos.
“Me pusieron contra Venezuela en una ocasión, elenco que estaba invicto, y le gané y hasta un jonrón conecté. En la capital, dirigidos por ‘Sungo’ Cabrera jugamos en el Gran Estadio del Cerro, hoy Latinoamericano. Aquellas novenas se confeccionaban con 20 peloteros y solo seis eran lanzadores, así que figúrate lo difícil que se ponía para hacer el grado. En citas mundiales me fui invicto, con cuatro triunfos, y en la etapa clasificatoria de la de aquí, fui el que más trabajó de los tiradores cubanos (19 entradas)”.
¿Volvió a EE.UU. a jugar pelota?
“Con el Cubaneleco, de la Unión Atlética Amateur de Cuba, no pude jugar; decían que yo había competido por dinero y los otros equipos protestaron. Además, alegaban que había estado en la Liga Pedro Betancourt. En 1953, me declararon profesional y entre 1954 y 1955 fui a una sucursal de los Indios de Cleveland en Texas, pero extrañaba mi país y regresé porque tampoco entendía mucho de Inglés”.
Cuénteme de su etapa como administrador del central baguanense López-Peña.
“Fui dirigente obrero de Oriente, auxiliar del Buró Azucarero Oriental. Luego de la Crisis de Octubre, estando en la región oriental, me enviaron a Báguano a dirigir el central, en 1963. Me convertí en el tercer administrador de la etapa revolucionaria. En ese lugar cooperaron conmigo, ya que me conocían y me querían, además, tenían un sindicato bien organizado y la gente trabajaba y exigía. Tuvimos que enfrentar el ciclón Flora, el cual hizo daños considerables”.
“Me reconocían como lanzador por tener una buena bola de lado, curva hacia abajo y hacia afuera, y velocidad considerable. Tiraba una efectiva sinker”, me dice, guardándome su mejor envío para cerrar la entrevista, como si lanzara otra vez ante el Chicago, en Battle Creek. / Por Nelson Alejandro Rodríguez Roque
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