Pedro Roque, primer campeón mundial de la lucha cubana. |
Hacía un tiempo que su salud era precaria. El que fue un gigante de los 52 kilogramos de la modalidad grecorromana, emergió (13 de marzo de 1968) de una tierra de estelares luchadores, Cayo Mambí. Fue promovido a la EIDE por su entrenador Vinicio San Juan. En ese centro, el técnico Ramón Estupiñán lo cambió de la modalidad libre a grecorromana. Sus adelantos en poco tiempo resultaron notables. En menos de tres años ya estaba en la preselección nacional.
Medallista en escolares y juveniles. Aún no había cumplido los 16 años, cuando fue invitado al Torneo Internacional Granma, en Camagüey. En ese escenario, sorprendió con su triunfo en el combate final sobre el campeón nacional y panamericano de entonces, Reynaldo Jiménez. Un fructífero 1984 lo convirtieron en el novato del año del deporte holguinero, que lo distinguió en varias ocasiones. Con 17 abriles (1985) logró su primer fajín de adultos del país.
Fotos: ¡ahora! (Archivo) |
Un estupendo 1986 tuvo Pedro Roque, con ocho medallas en nueve eventos y el título mundial juvenil en Schfferstadt, en la antigua República Federal Alemana, para ser declarado el novato del año del deporte cubano, pero su gran proeza la protagonizó en 1987, cuando en el transcurso de solo de 10 días se tituló en Indianápolis (12 de agosto), primer oro individual holguinero en Juegos Panamericanos, y en el Campeonato Mundial de Clemond Ferrant, Francia (22 de agosto), el primer monarca del orbe de la lucha grecorromana de Latinoamérica. Méritos más que suficiente para ser nombrado el deportista del año en Cuba. En 24 meses, transitó por lo más alto del podio mundial de la categoría juvenil a la de adultos.
En 1987, lo distinguieron con el Hacha de Holguín y llegó a eslabonar 18 victorias consecutivas. Se mantuvo invicto en 1988, siete oros en siete eventos internacionales (entre los diez deportistas del año en Cuba), pero no pudo disputar el título olímpico, para el cual era favorito, pues Cuba no concurrió a los Juegos de Seúl.
Prematuramente, dijo adiós al colchón (1989) al sentirse agobiado por problemas personales. Se radicó en La Habana con su familia, donde vivió y trabajó en el resto de su existencia.
Como afirmé en otras ocasiones de Pedro Roque: “… aún es dueño absoluto de proezas que ningún coterráneo ni siquiera ha igualado”. Sus hazañas sobre el colchón son imperecederas. / Por Calixto González
Comentarios generados en CubaDebate, tras el fallecimiento del campeón holguinero.
mis condolencias por la muerte de este grande del deporte cubano.
Creo que si llegas a ser campeón y no se te quita el título por alguna razón como el dopinng o alguna falta que le invalida el título, entonces se es campeón siempre..