Fotos: NARR |
Uno encuentra a la izquierda al resistente central (molerá en diciembre), y, entrando a la derecha, al otro lugar que más personas reúne: el Estadio. A las 10:00 am, la XXXV Liga Azucarera de Béisbol decidía el monarca oriental entre el actual campeón nacional, el representativo de la empresa granmense Arquímides Colina, y el titular provincial de Holguín, el Cristino Naranjo. Los jugadores del Consejo Popular bayamés de Mabay llegaron en un camión de tiro de caña. Aseguran quienes le saben a “la pelota dulce” que, en esas mismas condiciones, han ido a Guantánamo. La única grada del parque beisbolero conservaba su malla protectora, y menos mal, pues allí la densidad demográfica superaba la de Centro Habana. El equipo local se presentó uniformado y su contrario (ganó un evento internacional este año en la capital) todo lo contrario.
Por las cercas faltaba espacio y encima de volantas y árboles “escaseaba el metro cuadrado”. Los blafles esparcían decibeles medidos en reguetones. “Jabao”, el árbitro de home, llamó a los mentores y discutieron las reglas. Fue el comienzo de un doble juego donde los especialistas del replay de la Serie Nacional hubieran tenido poco descanso... hubo reclamaciones en segunda base, en primera, en home; con los balk de los tiradores, la zona horizontal o vertical y las expulsiones. Más acostumbrados a las presiones de esos pleitos, los del “Arquímides Colina” apenas se sentaban en el dogout, les daban ánimos a sus compañeros y su comisión de embullo, respetuosa y bulliciosa, alentaba y “discutía” con la eufórica afición cacocumense.
“¡Se va, se va, se va!” o “¡Tira pa' ahí, tú tienes miedo!” y muchas otras arengas y “consejos” recogí en mis notas. Lo había visto hasta en Clásicos Mundiales: uno de los peloteros del “Cristino Naranjo” lanzaba vasos de agua al terreno, como sincrética cubanía “al strike”. El ampaya detuvo el choque para que un ayudante trasladara la merienda y cruzara la grama detrás del plato; y un pítcher nuestro entró a relevar sin haberlo llamado su director, porque en la Liga Azucarera se juega lanzándose en las almohadillas a cualquier riesgo o pegándose a la goma al batear. Un campesino se quedó sin palco; mas, montado en su caballo, celebró el imparable de Ángel Luis Manduley, cuya conexión dejó tendido al “Arquímides Colina”, en el primer desafío.
Foto: Alexis |
Arquímides Sarmiento, quien desde Tacajó “vocea” incondicionalmente el béisbol azucarero hacia Cuba, ratifica que en el ‘98 fue la última ocasión donde los holguineros tuvimos un elenco en la etapa de las cuatro mejores novenas del país.
Y el batey era una fiesta, olvídense de París, Hemingway y Fitzgerald. A momentos así es a los que les seguirán diciendo Cuba (a mí, a ti, a nosotros). / Por Nelson Alejandro Rodríguez Roque
El "Cristino Naranjo" encontrará al "Ciro Redondo" avileño en semifinales. |
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