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De ahí surgieron estas líneas, las cuales pretendemos sean sobre la Copa del Mundo y se adecuen a cualquier tema de un deporte cuya fanaticada cubana, en la mejor de sus interpretaciones, hace tiempo que pasó de aprender a sacarle punta al lápiz y hacer borrones, al debate muchas veces especializado. Mis impresiones acerca del balompié las empecé a formar con mis profesores, “El Chino” e Iván, en el área especial del “Feliú Leyva”. Cuando tenía unos ocho o nueve años, se les ocurrió colocarme como medio derecho y luego explicar mis funciones: lo mismo atacar que defender. Teníamos un Círculo de Interés muy estructurado, hablábamos de política nacional e internacional, y nuestro grupo pioneril, del seminternado Rafael Freyre, efectuaba siempre sus clásicos (los Barcelona-Real Madrid) contra el Ateneo Fernando de Dios.
Sin saber nada del supersticioso “13”, corrí bastante con ese número en mi camiseta durante el primer año, en un torneo infantil en el cual los equipos llevaban nombres de países que habían resaltado en Italia '90. Ganamos en penales el partido final y se nos asignaron los papeles de Franco Baresi, Salvatore Schillaci, Paolo Maldini o Walter Zenga. Hasta usé el “9”, no por mi capacidad goleadora o desequilibrante, sino porque fui rápido al coger el pullover del montón. Perseveré tanto que tuve, a lo largo de mi niñez y adolescencia, lesiones en las manos (yesos en la zurda) y el calcañar derecho, dos sinovitis de rodilla en la Universidad...y tengo una báscula que me “sobrepesa”.
“¿Recorrer su perfil completo, si ni se apellida Nazário de Lima, nació en Rosario o fue El Pibe de Oro?”, se preguntarán. Las conclusiones o consejos son el encontrar en el fútbol una diversión e imaginarte en la Arena Corinthians o el Maracaná, y leer a la exguerrillera Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, a quien le quedó bien esto: “En las 12 ciudades-sede del Mundial, los visitantes podrán convivir con un pueblo alegre, generoso y hospitalario. Somos el país de la música, de las bellezas naturales, de la diversidad cultural, de la armonía étnica y religiosa, del respeto al medio ambiente”. Ella es una mujer de palabras, mas igualmente de acción; bajo su mandato ocurrirá esta competición única.
Brasil ensayó el triunfo en la Copa Confederaciones, dará lo máximo ante su torcida y con un juego más pragmático que bonito también se vence. Sudamérica tendrá una Argentina que anduvo serena en las eliminatorias y se dejará llevar por una delantera “matadora”, los días dirán si le alcanza hasta semifinales. A España y Alemania, por nóminas y actuaciones recientes (creamos también en el ranking FIFA/Coca-Cola), van por el título con argumentos de sobra, y a Italia y Holanda nunca las descarten, el resto a la caja de sorpresas.
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