Foto: Reynaldo Cruz |
Sin exagerar, la grama de esa instalación la ha hecho palpitar en 1992 (tope Cuba-EE.UU.), 2002 (Juego de las Estrellas y partido decisivo de la Serie Nacional 41) y 2003 (Campeonato Mundial), entre otras fechas no solo beisboleras. Si le fallara “la bomba”, su Historia se detendría, se convertiría en una edificación de pasillos, palcos, escaleras y oficinas.
En la construcción de ese parque participaron el pueblo y los constructores, en la década del setenta, así lo reafirmé en una foto muy blanca y negra del Museo Provincial del Deporte. ¡ahora!, “cardiólogo” periodístico, le tomó el pulso al “Calixto”, como le llamamos quienes abríamos cucuruchos de maní, mientras nos explicaban qué era un out.
Conoció los problemas en el sistema de drenaje, el cual en nada se parece, en cuanto a su funcionamiento, al de etapas anteriores. Cuando ocurren “estampidas” sobre el diamante, se obstruyen las tuberías bajo tierra. No es lo mismo 20 personas, la mayoría calzando spikes (ejercen menos presión), jugando o impartiendo justicia, que multitudes apisonando las zonas de seguridad, el box, los bullpens, el plato…
Seis capas de piedras grandes y pequeñas, vidrio, y arena roja y arcilla, arrastran el sobrepeso tanto de este 6 de julio como el de cada encuentro de pelota en el que nos hemos lanzado a corretear las bases (fui niño y luego un veinteañero que en el sexto juego contra Villa Clara se sintió campeón oriental). Desconocemos que, para resembrar la hierba, se necesitan 10 metros cúbicos de agua en el riego – a base de mangueras y un regadío bien simple–, cuya duración está entre las 8 ó 10 horas y consume energía eléctrica.
Tampoco hemos caído en esta cuenta: todos los años se buscan 10 metros cúbicos de arcilla y 20 de arena roja (utilizados en la medialuna y las líneas), los cuales se transportan, desde Santiago de Cuba, en un camión petrolero, a un costo de 3 mil pesos, por concepto de alquiler del vehículo. Y para colmo, estos materiales tienden a escasear. A los émulos de Spiderman les revelo que el organismo deportivo territorial eroga, anualmente, 20 mil pesos, a fin de que una brigada especializada de la Industria Deportiva de Florida, en Camagüey, repare los colchones perimetrales.
Cuatro trabajadores – con salarios de entre 300 y 360 pesos según sus responsabilidades – son los encargados del mantenimiento de esta área y ellos no poseen tractorcitos chapeadores Piccolino, como sus homólogos en varias provincias. Las faenas de corte, deshierbe o delimitación, las realizan operando una cortadora de jardín (de mano), auxiliados por escasos utensilios, semanalmente, y sin importar que haya receso en el calendario competitivo del deporte nacional.
Es reprochable que, en 2012, un reconocido músico llamara al público a invadir el terreno, como si aquello fuera un cabaret o una pista de baile. Lo es igualmente el entrar por los dogouts como “Pedro por su casa” (seguro que él no lo hace), al compás de Kola Loka, y romper los tubos de las cercas protectoras. Cuánto dinero y recursos, aparte de los empleados en la organización de la actividad de apertura veraniega, se gastan, luego de semejantes “pachangas”, a fin de devolverle los latidos al “Calixto García”.
Por qué las autoridades deportivas de Holguín, en estrecho vínculo con el Sectorial Provincial de Cultura, aun conociendo las sumas antes mencionadas, permiten esas actitudes de Verano en Verano, para después aplicar “primeros auxilios”. Una sede alternativa debería ser considerada en 2014, pues siempre hay otras opciones, muchas veces obviadas o valoradas sin detenimiento.
Ciertamente, el cuadrangular de Marquetti ante Vegueros sobrevivirá en la posteridad, en gran medida, por los miles de aficionados que desbordaron el Latinoamericano, cuando el pinareño Giraldo González tuvo que apurarse para felicitar al número 40 capitalino, quien definió aquel pleito “de película”.
A Orelvis Ávila lo cargó en hombros su afición y el “Sandino” reventó tras una espera de cerca de 20 años, mas tendremos que frenarnos aquí, o La Joya Arquitectónica precisará demasiado pulimento. / Por Nelson Alejandro Rodríguez Roque
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