Con el número de carnet 8 mil 235, el papa Francisco está registrado como socio del club argentino de fútbol San Lorenzo de Almagro. Es una acreditación, porque el jefe de estado del Vaticano, buen “albiceleste” al fin y al cabo, es seguidor del Más Universal, en especial de ese combinado, uno de los cuatro más populares en Argentina, situado en el quinteto de mayor relevancia en cuanto a trofeos en dicho país y, según la FIFA, una de las formaciones clásicas del mundo.
Cuando Jorge Mario Bergoglio, nombre secular del Sumo Pontífice, nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, hacía 28 años que el once había sido fundado y tres del primer título de la entidad bonaerense, cuyos orígenes se remontan a la convocatoria del padre saleciano Bartolomé Martín Massa, para que la juventud condujera balones y no se dejara arrastrar por conductas antisociales, entre ellas la drogadicción. Las venas futbolísticas las heredó además por su ascendencia italiana: sus padres lo llevaban al estadio en la niñez, etapa de la que conserva recuerdos imborrables, como la campaña del ‘46 de Los Cuervos, apodo que identifica a aficionados y jugadores del plantel. Admira la génesis de San Lorenzo, pues declaró: “Mi escuadra del corazón (…) fue fundada por un salesiano, un club (que lleva) los colores de la Virgen María (azul y rojo)”.
Tanto calaron en su persona las intenciones de Martín Massa que, en pleno escándalo de la FIFA, Bergoglio manifestó: “En el partido de la vida pongamos en juego los valores que queremos para nuestros jóvenes y nuestros niños. No es un partido para ganar dinero, para enriquecerse. Al final terminás solo con tu dinero, con tu riqueza, con tu egoísmo, con tu soledad (…) el trabajo que nosotros hacemos con los chicos es para que en cada gol crezca todo el equipo, no sólo el que lo metió, todo el equipo. Que haya menos excluidos”.
A Su Santidad se le ha significado su disciplina para pagar la cuota de socio y cómo lo conmueven los resultados del conjunto, al cual le criticaban la falta de victorias internacionales, hasta que ganó la Copa Libertadores (certamen de clubes más importante en América) de 2014 versus Nacional de Paraguay y participó en el Mundial de Clubes de ese año, enfrentando en la final al Real Madrid de Carlos Ancelotti; aunque cayeron ante los madrilistas. En la propia Roma, posicionó en su agenda el recibimiento a integrantes de una delegación de San Lorenzo, quienes viajaron al Vaticano en pos de obsequiarle la copa de campeones del Torneo Inicial de Argentina, de 2013, y los guantes del arquero Sebastián Torrico (ambos objetos fueron luego expuestos en museos).
Donald Trump, conocido por sus extravagancias de todo tipo, en especial las electorales en EE.UU., fue centro de una noticia que revelaba sus propósitos de comprar el elenco argentino, junto a otro millonario; pero el empresario estadounidense desmintió el asunto. Quizás al periodista de The New York Post le surgió la idea de lavar la imagen extremista de Trump – a quien su lengua lo lleva de lo ridículo a lo xenófobo –, mediante la aspiración de adquirir al seleccionado preferido del primer Papa latinoamericano.
Durante una visita a Brasil – hace par de años –, ubicado muy bien en tiempo y espacio, dada la proximidad entonces del Mundial de 2014 y el escenario, el Santo Padre fusionó a la religión y el fútbol: “Sean protagonistas, jueguen para adelante, pateen para adelante, construyan un mundo mejor”. Transmitió, sin muchas parábolas, que la vida, tambaleante entre avatares y momentos felices, supera los fanatismos en las canchas.
Boca Juniors y San Lorenzo, líder y sublíder del torneo actual del balompié gaucho el domingo pasado, se enfrentaron en la fecha 23 en La Bombonera xeneize, cuando solo dos puntos los separaban. Triunfó el segundo, 1-0, gracias a la diana del delantero Mauro Matos, al minuto 91. El miércoles anterior al juego, en una audiencia del máximo representante de la Iglesia Católica, un seguidor azulgrana (colores de la camiseta de Los Cuervos) le preguntó sobre si San Lorenzo vencería a Boca y le respondió: “Ganamos seguro”. Haciendo gala de su sentido del humor, añadió que a los de El Ciclón – otro apodo con el cual mencionan al cuadro – les gusta la pizza, traída por genoveses asentados en la ribera de La Boca, a principios del siglo XX.
Al hincha 8 mil 235, precursor de la paz entre los seres humanos, favorable al diálogo interreligioso, y célebre por su combate contra la pobreza o reflexiones tan terrenales como la conservación del medioambiente, San Lorenzo es cánticos en el estadio (el Viejo Gasómetro), preparativos en casa para asistir al partido, ansiedad previa a los duelos frente a Huracán (el rival más enconado), tiempos de pibe... / Por Nelson Alejandro Rodríguez Roque
El Papa Francisco dijo que San Lorenzo le va a ganar a Boca... (video)
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