Foto: NARR |
A uno le parece estar frente a Sarbelio Fuentes, el valioso entrenador de la Escuela Cubana de boxeo. Pero te falla la vista, es Rodolfo, su hermano, santiaguero que se estableció en La Ciudad de los Parques y fue el segundo mentor de La Isla en Series Nacionales, sustituyendo a Antonio "Ñico" Jiménez, formidable center field recientemente fallecido. “Fofi”, veterano de casi medio siglo como profesor beisbolero, se graduó en el “Fajardo” capitalino en 1968, en una promoción donde figuraron Servio Borges, Francisco Escaurido y Miguel Valdés, entre otros técnicos.
Todos los integrantes de ese grupo fueron ubicados en la Comisión Nacional, comisiones provinciales, direcciones de planteles de Series Nacionales y escuelas de iniciación deportiva. A él lo enviaron para la EIDE Norte, en Holguín, una de las dos de Oriente entonces. Trabajó con los chicos de la categoría 13-14 años, junto a Larry Picanes y Hárold Abella.
“Yo había estado en Santiago de Cuba, mas, con la nueva división político-administrativa, regresé a Holguín. Estando acá, Feliciano Diéguez, director del INDER en la Isla, me propuso laborar allá, porque hacían falta instructores. Acepté y me incorporé en una escuela, y después, cuando el seleccionado ya se había confeccionado para la Serie XVII (1977-1978), me sumaron al colectivo de ‘Ñico’ preparando a jugadores de cuadro, esencialmente. Fíjate que ni conocía a los peloteros y me encontré con ellos cuando regresaron de un tope”, rememoró durante una conversación, por momentos accidentada cada vez que los muchachos de José Luis Rodríguez Pantoja anotaban, en el quinto desafío versus Ciego de Ávila.
Al primer conjunto del Municipio Especial le llamaban Isla de Pinos y en el siguiente campeonato comenzó a conocerse como Isla de la Juventud. “A propuesta de ‘Ñico’, debuté a cargo del elenco en la temporada XVIII y volví a dirigir en la XX, además, fui parte de la dirección en ocho torneos. La diferencia entre los planteles aquellos con los últimos es abismal. Muchos peloteros venían de otras provincias, la mayoría de La Habana, porque no hacían el grado. La calidad en los campeonatos cubanos estaba alta y retábamos a novenas provinciales”, comentó el adiestrador, reconocido en Nicaragua, Brasil y Venezuela, donde estuvo de colaboración deportiva, y avalado por apoyar a Roberto Ledo, timonel en una Selectiva con el representativo habanero en 1978.
Fuentes aseguró: “En la Isla de esos años, el único que tenía formación académica era yo, ahora son muchas personas universitarias o con otras formaciones. Independientemente de que existían talentos, Juan Carlos Calvo, los jimaguas Pablo y Pedro Pérez, Silvio Montes, Roberto Soto o Francisco Labrada, y más adelante Carlos Yanes, Gervasio Miguel Govín o Alexánder Ramos, no teníamos tantas figuras como las que discuten el título u obtuvieron el tercer lugar en la Serie XXXVIII”.
Foto: Cubasí |
“Siempre el ‘Cristóbal Labra’ se ha llenado y en todos los horarios, porque hubo periodos en los que se jugaba de noche. Le llamaban ‘El Paraíso de los Jonrones’ (sus dimensiones eran reducidas), pues se le mandaba a lanzar pega’o a los bateadores, ya que por el jardín derecho conectaban cuadrangulares de manera fácil. Dicen que el estadio tiene su ‘hechizo’, pero lo principal es el público tan cerca del terreno, presionando todo el tiempo. Hay que estar bien ‘planta’o’ para soportar eso. El campeonato municipal lo disputaban un máximo de cinco escuadras, una vez lo gané con La Fe y me llevé a los muchachos para Moa a topar, Yanes estaba entre ellos. Se implantó que, para representar a Los Toronjeros (así se les conocía, por las plantaciones de toronja), había que asentarse en la Isla”, refirió.
En el Municipio Especial – con algo más de 80 mil pobladores –, es tradición, por lógica de los territorios de pocos habitantes, que muchos jugadores hayan tenido antes a familiares en las nóminas, e incluso todavía se aprecia que siguen llegando peloteros de otras provincias, mas las generaciones actuales de pineros también han aportado a la novena ultramarina.
Vestido de Cachorro – en Holguín condujo a los juveniles y Mineros de la Liga de Desarrollo –, pero “pirateado” en sus nostalgias, expresó: “La satisfacción más grande es ver mi granito de arena en lo que han hecho los dirigidos por Rodríguez Pantoja. El entrenador de pitcheo fue mi alumno en su etapa juvenil, por ejemplo. Cuando los equipos de la Isla vienen a Holguín, los visito e intercambiamos”.
Al finalizar el partido que clasificó a Los Piratas hacia semifinales, en un azulado Latinoamericano, desde la Isla de la Juventud lo telefoneó su hija para felicitarlo y él le dijo que les transmitiera a los isleños su alegría.
¿Y cuándo vuelve a montarse en el catamarán?
“En mis tiempos hacíamos viajes en El Cometa, una lancha rápida de menor capacidad, o en avión. Desde 2007 no voy, pero espero regresar en un futuro próximo. Si la salud me deja, voy a trabajar unos años más, hasta llegar a 50 de labor. Estaré en la Serie Provincial holguinera como coach, con el municipio cabecera, y vinculado a un combinado deportivo”. / Por Nelson Alejandro Rodríguez Roque
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