Legrá lanza y juega los jardines, además de catchear. / Foto: Elder Leyva |
Para comenzar, debo decir que no tengo respuesta, pero lo que sí he escuchado casi como algo seguro es que nada de lo que suceda en la Serie Nacional podrá hacer que Legrá juegue esta temporada, y el rumbo que están tomando las cosas puede hacer que al menos con Los Cachorros no vuelva a pisar un terreno como jugador.
Sucede que Legrá no pidió permiso para ausentarse de un evento tan sagrado y solemne como la Serie Provincial. Tan sagrado y solemne que los equipos a veces no tienen uniformes y que en ocasiones las pelotas se deshacen con una conexión, sin que esto signifique que los bateadores sean unos “asesinos”, pues el resultado de Holguín hasta el momento demuestra todo lo contrario. Esto, obviamente, ha molestado a mucha gente —no sabemos del todo a quiénes— que se opusieron de manera enérgica a su inclusión en el equipo.
Todo parece indicar que el Comisionado Nacional de Béisbol, Higinio Vélez, dejó la decisión en manos de la provincia, y esta tomó la que consideró más educativa, o ejemplarizante, o intimidante. El resultado, que es a la larga lo más importante, será el mismo: un atleta más que estará disgustado, y un precedente para que los demás no tengan fe ninguna en quienes deberían velar por sus intereses. Hoy el caso en cuestión es Raudelín Legrá, mañana pueden ser cinco, o siete, o diez peloteros los que estén involucrados en situaciones similares y terminen de una forma similar o peor.
En favor de él hay que decir que regresó antes de la Serie Nacional, con el tiempo suficiente como para incorporarse a los entrenamientos, cuando perfectamente podría haber decidido no volver. Esa acción solamente, en tiempos en que los atletas abandonan el país hasta para hacer otra cosa en lugar del béisbol en el extranjero, es de tener en cuenta a la hora de ser o no flexibles. Más que nada, se impone hoy dar a la gente oportunidades, y no se puede ser ciegamente intransigentes con este tipo de acciones en un territorio, mientras que en otro un atleta en condiciones similares tuvo todo el apoyo de sus autoridades.
¿En qué falló Legrá? Pues en que no pidió permiso para ausentarse de su “puesto de trabajo”, y que no jugó la Serie Provincial, aunque ¿se imaginan a Granma prescindiendo de Alfredo Despaigne por la misma causa? Nosotros, que tanto criticamos el control que ejercen los clubes de Grandes Ligas sobre sus peloteros, deberíamos ser menos controladores del destino de nuestros atletas, principalmente en casos como este, cuando la ausencia de Lerys Aguilera y la intermitencia de Yeison Pacheco y Geidis Soler tienen a Yunior Paumier recibiendo más bolas que nunca antes, y un bateador como Legrá podría darle un poco (al menos un poco) de protección.
Estos son tiempos en los que hay que tener muy en cuenta cuándo se puede ser intransigentes y cuándo se hace necesario dar un paso atrás, reflexionar y hasta llegar a un acuerdo con las personas (ya no estoy hablando exclusivamente de los atletas). Hoy, que muchos peloteros están decidiendo abandonar la nación para buscar los jugosos contratos de la MLB, contra los que es una tontería competir, se vuelve necesario —sin permitírselo todo— hacer salvedades en ciertos y determinados casos.
No obstante, este asunto, más que nada, nos recuerda lo poco preparados que están nuestros atletas para lidiar con situaciones extra-deportivas. Legrá podría, tranquilamente, ir a los tribunales y exigir que se le tenga en cuenta su trayectoria como atleta y el hecho de que regresó a tiempo para la Serie Nacional.
Más allá del moense, la historia reciente ha demostrado que los peloteros cubanos toman a veces decisiones sin pensar en las consecuencias, seguir los pasos correctos para hacerlo, o lo que es peor aún: tras escuchar malos consejos de personas malintencionadas y aprovechadas.
Es por eso que muchos de ellos han mentido sobre su edad ante las autoridades de Grandes Ligas y luego han sido sujetos a sanciones por su infracción (Aledmis Díaz, Félix Pérez), o se han ido sin tener la edad o la experiencia suficiente en Cuba como para clasificar como agente libre internacional.
En esta situación está Yoan Manuel Moncada, un super-prospecto cienfueguero que abandonó el país, y que, como recientemente se publicó en el blog de Arturo Marcano en ESPN, parece estar involucrado en un escándalo de tráfico de personas:
… El problema es que Yoán Moncada tiene 19 años y eso impide la utilización de la excepción. Es decir, si aparece y desea saltar al profesional lo colocarían en el mismo pote que el resto de peloteros venezolanos y dominicanos aun sin firmar en este período. Peor aún, ya muchos equipos han utilizado gran parte de sus presupuestos, así que hay poco dinero disponible.
La nota sigue diciendo: Esconder a Moncada por 4 años tampoco es negocio ya que tener 23 años es una de las dos condiciones, la otra es 5 años de experiencia en la liga cubana. En fin, la situación potencial contractual del prospecto cubano está años luz a la de Rusney Castillo, no por talento sino por las reglas vigentes. En el mejor de los casos, Moncada podría recibir un par de millones de dólares, quizás un poco más, pero lejos de los 100 mencionados.
Y termina con: No tengo idea si este es un caso de tráfico de personas, pero si hay algo malo detrás de su desaparición mi invitación es a reflexionar; dejar en libertad a Moncada es lo más sensato. Es lamentable que uno tenga que terminar una aclaratoria con este párrafo.
¿No resulta esto alarmante? ¿No deberían nuestros atletas estar preparados para ello, tener conocimiento de cómo se gestan las cosas con sus contratos, sus carreras deportivas, los procedimientos a seguir? No podemos pretender ver el asunto de Raudelín Legrá como algo independiente de lo que sucedió. O bien no pidió permiso para ausentarse porque no supo cómo hacerlo, o porque escuchó el mal consejo de alguien que le dijo que no lo hiciera, o que no lo hizo porque tuvo temor a que se le dijera que no, o incluso porque cuando pensó en hacerlo recibió evasivas o trabas por parte de las mismas personas que hoy no quieren su presencia en el equipo.
Si Legrá violó los procedimientos puede ser en parte porque quiso, pero es bien probable que no sabe cuáles son esos procedimientos, y parece que esta razón pesa un poco más que la de su decisión personal. Como casi todo en el béisbol cubano, nunca sabremos con certeza lo que sucedió, pero lo cierto es que Holguín perdió a otro buen bateador (al menos para los estándares holguineros), que está en Cuba y que tiene deseos de jugar y de aportar al equipo (aunque esos deseos se van desvaneciendo)… ¿no es contradictorio? / Por Reynaldo Cruz (del blog Universobéisbol)
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