¿Cambiaría luces por niebla? El Comité Olímpico Internacional (COI) sí. En 2005, seleccionó a Londres por encima de París, para organizar la Olimpiada de 2012. El consuelo francés fue que urbes distinguidas como Moscú, Madrid y La Babel de Hierro, Nueva York, entre otras, también fueron relegadas. Era la Torre Eiffel o el Big Ben, y la votación prefirió ser puntual y competir a orillas del Támesis y no del Sena.
Le dio una tercera oportunidad a la capital británica – anfitriona en 1908 y 1948 –, algo inédito en la Historia de los Cinco Anillos. Birmigham (1992) y Manchester (1996 y 2000) habían hecho intentos infructuosos en el pasado reciente, hasta que la elección, en la sesión 117 del COI – en Singapur –, premió la candidatura del Reino Unido. La cual respondió mediante una disciplina constructiva sin baches, cuyo plan de sostenibilidad entregó una infraestructura basada en el respeto a la biodiversidad y la vida sana.
Pocas contrariedades han trascendido: entre los inconformes, con mucha razón, algunos residentes del Este de la sede olímpica, cuyos edificios no alojarán a deportistas, sino a misiles situados en los techos, en función de enfrentar cualquier amenaza terrorista. Desde la Secretaría de Defensa se aseguró que el Gobierno mantendrá ocupadas las azoteas, incluso ante reclamos jurídicos o protestas vecinales. Nada que ver con las Olimpiadas de la Antigüedad, cuando los griegos “sedaban” sus espadas.
Oscar Pistorius, Blade Runner, correrá a pesar de sus piernas amputadas – estará también en los Paralímpicos –, el Dream Team de baloncesto estadounidense rivalizará con la generación de Michael Jordan (la de Barcelona-1992), Usain Bolt enseñará su carnet de “marciano” (si Yohan Blake, Tyson Gay y Justin Gatlin lo dejan), el Brasil de Neymar aspirará al único lauro futbolístico que se le ha negado y las boxeadoras debutarán olímpicamente.
Grandes animadores de la conflagración del músculo tendrán que concentrarse en grado sumo, de lo contrario Michael Phelps, El Tiburón de Baltimore, pudiera verse amenazado por otro “escualo”, su compatriota Ryan Lochte, y así ocurrirá en unas cuantas porfías electrizantes, cuyas rivalidades le servirán al Comité Organizador para justificar un financiamiento de unos 14 mil 500 millones de dólares, alarmante en época de plazas indignadas.
Este evento constituye la máxima expresión de las lides multidisciplinarias, por ello Rafael Nadal lamentó su baja por una lesión en el tendón rotuliano y otros lo intentaron, el tritón australiano Ian Thorpe, cinco veces campeón olímpico, regresó a la natación, tras casi cinco años de retiro, y fracasó en las competiciones clasificatorias de su país, por lo que irá a la magna cita como comentarista de prensa. Nos duele a los cubanos no ver a Wilfredo León repartiendo rematazos, dejar de hablar de pelota (en Haarlem fue nuestro agosto) o al Earls Court – escenario del voleibol – sin Las Espectaculares Morenas del Caribe.
Las tres posiciones cimeras consecutivas de EE.UU., en el medallero, quedaron sin continuidad hace cuatro años, tras las 15 doradas que la representación China le sacó de ventaja al equipo de barras y estrellas. Una “fea” se armó cuando el Congreso estadounidense criticó los uniformes que los norteños utilizarán mañana en la ceremonia inaugural, ya que el atuendo fue confeccionado en el Gigante Asiático. Con o sin vestimenta china, la nación del Tío Sam, la que más preseas acumula en la tabla general de todos los tiempos (2 mil 298), deberá llevar ahora extintores, si pretende apagar el fuego del Dragón y regresar al sitial de honor.
Además, el Oso Siberiano, la Rusia recuperada en todos los aspectos, empieza a sentirse superpotencia y se ha propuesto cantar su himno al menos 25 veces, en unos 10 deportes. "En Beijing ganamos 47 medallas. Ahora el objetivo es 48", dijo Hugh Robertson, ministro de Deportes británico, una declaración conservadora, muy a la inglesa, al tomarse en cuenta la ventaja de estar en casa.
Estas embajadas volverán a situarse entre las cuatro grandes; aunque otras ejercerán presión: Alemania, Australia, Japón, Francia, Italia, Corea del Sur…y el coloso verdeamarelo, por cierto. Tiene su corona asegurada McDonald's. Para vender papas fritas habrá que contar con ella, pues la cadena de comida rápida obtuvo los derechos comerciales de las patatas aceitadas. ¿Habrá clones alimenticios en la Guerra de los Dones? / Por Nelson Alejandro Rodríguez Roque
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