lunes, 15 de febrero de 2016

Contento y em(peña)do

Foto: Reynaldo Cruz
Va por la vida José Dorrego, presidente de la Peña Deportiva La Campana, desde la fundación de la misma, hace 26 años. Fue de las primeras personas que “invadió” el terreno, luego del ponche de Oscar Gil a Frederich Cepeda en 2002 y estuvo en Santiago de Cuba en 2006, cuando el fútbol holguinero se tituló.

A veces tiene que trabajar los fines de semana, en su puesto de responsable de mantenimiento de la sede de ensayos del Teatro Lírico Rodrigo Prats, para acompañar a Los Cachorros en el estadio Calixto García o seguirlos por otras provincias. “Hubo una etapa en que trabajaba en la Fábrica de Equipos Ortopédicos y entraba una hora antes, así me liberaban y podía llegarme a una 'Esquina Caliente', de Tele Cristal, a las 11:00 am. En el '93, dormimos en una guagua en Palma Soriano, porque los muchachos estaban en la lucha por la clasificación”, narró.

Los campanazos de la Peña resuenan más allá del deporte, pues a través de sus proyectos esta se ha involucrado en acciones de prevención del VIH, alcoholismo y tabaquismo, además de desarrollar actividades en la Sala Oncológica del Pediátrico Octavio de la Concepción y de la Pedraja, en una casa de niños sin amparo filial, en un hogar de ancianos, y garantizar el relevo, mediante La Campanita, colectivo de infantes y jóvenes, mayormente de La Iglesia Los Amigos. “Pienso que lo que hemos logrado se basa en amor y dedicación. Lo fundamental es tener fe en lo que haces”, dio como receta para triunfar.

En su casa conserva su traje de mascota, un perro al que algunos lo acusaron de “hacerse el oso”. “Ese disfraz lo enviaron unos amigos religiosos desde Estados Unidos. Le adecué una dentadura y le añadí una gorra, buscando asemejarlo a un cachorro canino. Sus apariciones las he concentrado en los diferentes proyectos y en las presentaciones de nuestro elenco de la Serie Nacional, en otros territorios”, manifiestó.

La jaula de bateo del jardín central, en el “Calixto García”, se erigió gracias a los conocimientos de soldadura de Dorrego y el ingeniero Medina, quienes acudieron al llamado del exmentor Héctor Hernández. Junto a sus peñistas, dedicó un domingo reciente a apoyar a la dirección del plantel y a los trabajadores de mantenimiento, en faenas de rehabilitación del box y las líneas de primera y tercera base. Con vistas a la actual temporada beisbolera, en meses durante los cuales tuvo a su mamá enferma, reparó medios auxiliares de la novena del mánager Noelvis González.

“Queremos respaldar a todas las disciplinas deportivas, aunque es verdad que a las que más les hemos tendido la mano es a la pelota y el boxeo. Hace poco le doné un implemento al softbol, que se ha destacado en los últimos años. Ni siquiera en las 34 derrotas consecutivas de Los Cachorros dejamos de estar con ellos. Hay que apoyar cuando más se necesite, esa es nuestra máxima”, comentó.

Agregó: “No puedo olvidar el estímulo que le hicimos a mi primera maestra, Irma Corellas, en La Caridad de Yabazón, en 'Rafael Freyre', que fue donde viví hasta los 18 años. Ahora La Campana tiene 15 integrantes, de diferentes centros de trabajo, pero todos son disciplinados y entusiastas”.

Su toque de campana es característico en las salidas de los lanzadores rivales, cuando son “explotados”, o en las olas humanas que recorren las gradas. En las buenas y las malas, ahí encontrarán a Dorrego en el “Calixto García”, como aquellos aficionados de Los Indios de Cleveland, en la película Ligas Mayores. El desaparecido Armandito “El Tintorero” tiene un homólogo aquí. / Por Nelson Alejandro Rodríguez Roque

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