José Gámez, carpintero ebanista. / Fotos: Javier Mola |
Homo sapiens digitales se denomina a los nacidos en los años computarizados. En el ‘99, me consideraba un nativo “del aluminio”. Mis paseos por el estadio Calixto García solo habían visto largas conexiones salidas de la fortaleza humana y el buen provecho del “Al”, según la simbología química.
Fueron más de dos décadas (desde 1977) en que se escuchó en los terrenos el rechinar entre esféricas y metales. Ante la inminencia del tope contra los Orioles de Baltimore y los Juegos Panamericanos de Winnipeg, entramos en onda retro beisbolera y los maderos reaparecieron en las semifinales de aquella temporada doméstica.
Como agua pasada sí mueve molinos, en virtud de la actualización del modelo económico-social cubano, al INDER de Holguín se le aprobó vincularse – este año – a cuentapropistas de La Ciudad de los Parques, quienes elaboran bates de madera de majagua azul, con distintos fines y dimensiones. La decisión dio frutos en los entrenamientos del equipo que representa a la provincia en la Serie Nacional y es imprescindible durante el transcurso de la misma.
En 2011, Roberto Cintrón, coordinador provincial de la Industria Deportiva, tuvo un encuentro con uno de los mayores productores en Cuba, “Tatín”, en Pinar del Río (igualmente tomó experiencias en Guantánamo), quien lo preparó desde el corte de la madera. Abrió bien las entendederas, porque nuestro territorio presentaba problemas. De esa manera, se sentaron las bases para iniciar las relaciones con los trabajadores por cuenta propia, ya que había experiencias anteriores con algunas empresas y el producto final no tenía la calidad requerida, ni se entregaba a tiempo. Francisco Batista, director provincial de Deportes, aseveró que en el pasado se quebraban entre 150 y 160 bates, entre entrenamientos y campañas nacionales, acumulado reducido hasta 35 en la actualidad. A pesar de que cada uno se adquiere a un precio superior (25 pesos más) al de los precedentes, la disminución de roturas le reporta un considerable ahorro al organismo deportivo, que facilita la materia prima, cuyos retazos se aprovechan en otros implementos.
Roberto Cintrón |
“Me acerqué a Leonel Mulet, en ‘Alcides Pino’, y lo asesoré en toda la parte técnica y metodológica, adaptada a los instrumentos de trabajo de él y la amplitud de su carpintería. Después contacté con José Gámez, conocido por ‘Pepe’, quien, por el mayor equipamiento y extensión de su taller, ha podido involucrarse en una escala abarcadora. Está inmerso en imitar una fotocopiadora mecánica de bates, inspirada en una norteamericana automática, que no solamente ayudará al béisbol, sino a otros renglones de la parte deportiva y recreativa, como zancos, trompos, trofeos, batones de atletismo y bates de softbol, entre otros. ‘Leo’, actualmente, trabaja en crear piezas de las embarcaciones del remo y canoa-kayak”, aseguró Cintrón, innovador que insistió en que el principal objetivo es propiciar la sustitución y generalización de instrumentos deportivos, y lograr que los productores puedan escoger la materia prima, porque así se le subirá el techo a las terminaciones.
Afuera se sentía el sonido del torno. “Pepe” estaba en plena faena en el reparto Sanfield. Nos invitó a entrar y a olvidarnos del cartel de advertencia: “Cuidado hay perro”. Se puede decir que nació al lado de una sierra, porque su abuelo era carpintero y se crió junto a él. A su juicio, las maderas apropiadas para estos menesteres son las del roble y la majagua azul, las mejores con que contamos en la Isla, junto a la de güira (vedada por el CITMA). A la del bambú la obvió, por el extraordinario bote que genera.
Y continuó su clase teórica: “Primeramente, se clasifica la madera y se troza, y después se vitola, luego, en un trompo, se bolea, para que no te dé muchos golpes en el torno, a donde se lleva y se comienza la fabricación. Si el bate queda muy pesado, se le practica un vaciado, para que baje de peso, y de ahí, cuando esté óptimo, se sella y se le da la terminación. Para finalizar, le hacemos el acuñado y después se barniza. Prefiero el barniz, ya que es mejor que la pintura, porque protege más la madera”. Nada mal para un carpintero ebanista al que le gusta mucho el béisbol; pero que jamás se había dedicado a hacer bates y tampoco era un gran entendido en tornos, hasta principios de noviembre, cuando se entregó a la tarea.
Swing completo
Máikel Cáceres |
“Tenemos infantiles, juveniles, para mayores, de fongueo, de entrenamiento de bateo y propiamente para jugar, de más de 10 medidas, desde 25 pulgadas hasta 35. Toda la madera que podamos utilizar se aprovecha, inclusive la que sobra se emplea en instrumentos de entrenamiento, como unas raquetas de pitcheo que ocuparán el lugar de los pañuelos tradicionalmente usados en el fortalecimiento de los brazos. Me hicieron llegar dos prototipos de bates para perfeccionar el tacto, de diámetro mucho menor en la botella o sin la misma, basados en una idea asiática. Los mismos golpean pelotas plásticas con orificios, que pesan poco, curvean y hacen una especie de zigzag. Estos llevan cabos, para no perder el agarre”, explicó el dirigente de la Industria Deportiva territorial.
Para seguir adelante con el proyecto asiático, Cintrón contactó con la Comisión de Béisbol de Holguín, a fin de compartirlo con los especialistas, porque no solo el criterio de los productores es el que debe constar. Si la producción de maderos se estabiliza y satisface la demanda inicial del INDER, pronto los bates criollos romperán costuras en la EIDE Pedro Díaz Coello, la Academia Provincial y los municipios destacados en este deporte.
La novena holguinera ha visitado otras provincias y sus miembros han tenido que obsequiar bates. “De momento, la dirección provincial del INDER de Ciego de Ávila está muy interesada en que le produzcamos. Tendría que suministrarnos la materia prima y, si se materializa, hacemos un anexo, una representación jurídica a los productores, y empezamos a hacer entregas. Los compañeros de Flora y Fauna, quienes nos apadrinan, quedaron en hacernos una gestión con el roble que tumbó ‘Sandy’, ya que esta madera es fibrosa y parece adecuada. La materia prima es esencial, si queremos avanzar”, destacó el Coordinador, que además habló de manera encomiástica sobre los guantes de cuero de ganado menor, combinado con porciones de mayor. En Cacocum, el técnico Juan Carlos General, artífice principal de la inventiva, los ha llevado a su área deportiva, donde descuellan por la durabilidad, al compararlos con otros traídos de otras regiones cubanas o importados.
Regresar a la antigua fue difícil, los jonrones se extraviaron y los averages disminuyeron. Hubo que recurrir más al juego táctico y los lanzadores salieron ganando. Un triunfo momentáneo, porque luego tuvimos que analizar la altura del box, la zona de strikes y las pelotas “vivas”. Cumplidos unos meses, ya Linares y Kindelán se habían ajustado y no perdonaron a los serpentineros en EE.UU. y Canadá. A la Mizuno-200 le esperan los maderos Made in Holguín. / Por Nelson Alejandro Rodríguez Roque
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