viernes, 29 de julio de 2011

La Divina Voluntad / Nelson Alejandro Rodríguez Roque

“¿Argentina versus Brasil el 24? Ninguno de los dos discutió el tercer puesto global ante los teutones hace casi un año”, escribí en mi blog previo al comienzo de la Copa América de fútbol 2011. Cuando pensaba en otros finalistas, la puerta quedaba abierta, por si a Uruguay le daba por entrar al Monumental de Buenos Aires.

El seleccionado “charrúa” llegó lejos – hasta el cuarto escaño – en la XIX Copa Mundial, a base de voluntad, fuerza interior que una enciclopedia refiere: Sin ella no somos capaces de hacer lo que realmente se necesita, tampoco podemos conseguir los objetivos planeados.

A ella le son irrelevantes peinados “mohicanos”, futuros “Maradonas”, adquisiciones de “Niños Maravilla” o “comercio” de sedes; pero sabe de triunfos, de levantarse y bajar a los “grandes”, pelear a lo alemán, defender como italianos y desplegarse con creatividad latinoamericana.

“El Maestro” Tabárez les hojea ese librito enérgico a sus alumnos e inculca colectivismo dentro y fuera del campo; las lecciones las aprovechan, metódicamente, sin tanto chachareo mediático o suspenso, conociendo la responsabilidad ante el Maracanazo del ‘50 y el palpitar de poco más de tres millones de “orientales”.

Por eso el cielo fue “Celeste”, la condición de Mejor Jugador del evento recayó en Luis Suárez, Muslera dejó de ser el manos de mantequilla “sudafricano”, Forlán celebró el trofeo que padre y abuelo levantaron anteriormente, y “El Caníbal” Cavani salió de entre algodones a batirse. Calidad compactada en un grupo “inmune” a “albicelestes”, “incas” y “guaraníes”, resuelto a tomar protagonismo desde papeles secundarios de películas balompédicas.

Uruguay celebra sus 15, titular de Trabajadores en alusión a los títulos alcanzados por ese país en Copas de América; mas, como en todos “los Quinces”, entraron en la foto Paraguay y Perú, subidos al podio por méritos propios, cierto orden defensivo y los planteamientos tácticos y la experiencia de sus respectivos técnicos, Gerardo Martino y Sergio Markarián.

Paolo Guerrero, goleador del certamen, marcó tres veces frente a la “Vinotinto” y atrapó el liderazgo, respondió el por qué actúa en la Bundesliga desde hace tiempo e hizo sacar cuentas a muchos de qué hubiera sucedido de asociarse a los ausentes “La Foca” Farfán y “El Conquistador” Pizarro.

Argentina, los cuartos de final se le vuelven “malditos”, ahora con el añadido de salir de casa, extender la espera del júbilo de una hinchada justificadamente inconforme, criticar al Messi “desconocido” (sin sus socios del FC Barcelona) y ponerle un hipotético sucesor a Sergio Batista, cesado de un cargo muy movedizo (seis entrenadores de 2004 hacia acá).

A los paraguayos les sirvieron los empates hasta la disputa de la corona, en cuartos y semifinales vencieron en la lotería de penales con un Justo Villar que se lanzó justo en el lugar por el cual apuntaban los cobradores, desacertadísimos en el caso de la “Canarinha”, eliminada en una tarde dominical donde los balones eludieron la puerta y sus astros pasaron sin saber que pasaron.

El zapato de “Cenicienta” le aprieta a Venezuela. Ha aprendido a caminar sin andadores, aspira a clasificar a un Mundial. Y pudiera bailar samba dentro de tres años, pues despertó en semifinales en terreno “gaucho” y aprendió algo de tango, a pesar de presentarse arrítmica y dar unos pisotones contra los peruanos. César Farías, su conductor, tiene una serie de futbolistas “despabilados”: Rincón, Rondón, Cíchero, “El Huracán” Arango, Vizcarrondo, el arquero Vega…

¿Habrá escarmentado la Confederación Sudamericana de fútbol (CONMEBOL)? Agregar a México y Costa Rica, para que aparezcan con equipos “rebajados”, es un paso en falso; a la hora de repartir invitaciones, esta justa, de tanta tradición, debe exigir lo mejor del continente. A desarrollar figuras y ensayar esquemas en “amistosos” u otras competiciones.

Japón declinó asistir después del terremoto y el tsunami, y la premura por amueblar la sala, junto a “las puñaladas” de los clubes al retener a sus jugadores, le quitaron una estrella a Argentina-2011.

Mencionado el conjunto nipón, sus homólogas “achinaron” la cita ecuménica de Alemania, finalizada recientemente. “Aniquilar” a EE.UU. en el soccer femenino es como superar a Brasil entre hombres. Se sueña con ampliar el número de elencos para la próxima versión en 2015 (de 16 a 24).

Lograr el oro por primera vez, consagrándose luego de una catástrofe natural, un asedio radioactivo y el luto, es una “mujerada”, un bálsamo deportivo en medio del desastre. Eso también es voluntad. Sin ella, somos incapaces.

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