domingo, 5 de julio de 2009

Contragolpe en Honduras / Nelson Alejandro


José Manuel Zelaya es esperado por el pueblo de Honduras. Los golpistas no escarmientan y cierran el espacio aéreo, colocan obstáculos en las pistas de aterrizaje y posicionan francotiradores en las torres de control. Antes de partir desde Washington, el verdadero Mandatario pidió a sus seguidores una posición pacífica que impida el derramamiento de sangre.
“Urge Mel”, gritaban los integrantes de la resistencia social por las calles de Tegucigalpa. El doctor Luther Castillo, coordinador de los movimientos populares, explicó que más de 120 mil pobladores conforman la manifestación que rompe cada cordón militar. Patricia Rodas, canciller de Honduras, José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, y una delegación de la ONU acompañan a Zelaya en el avión que lo conduce hasta Centroamérica.
Los medios de comunicación continúan amistados con Micheletti y la cúpula militar; aunque sectores religiosos ya se pronuncian en contra del zarpazo. Desde todos los puntos de la geografía “catracha”, las multitudes se acercan al aeropuerto capitalino de Toncontín. La OEA cerró filas y rompió relaciones con el gobierno derechista, que ha respirado gracias a los grupos de poder y las fuerzas castrenses. La comunidad internacional también ha desconocido la legalidad del golpe de estado.

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