El fútbol cubano no ha sido pródigo en goleadores. La falta de “olfato” y puntería ha causado la ausencia casi total de “matadores” del área. Pero un “perforador” de redes es una de las excepciones, Héctor “El Indio” Ramírez acumula 101 dianas en 16 campeonatos nacionales.
El eficiente delantero, que nació en el municipio de Báguano -hace 35 años-, fue medallista de bronce juvenil del país y campeón con Las Panteras Rojinegras en la temporada 2005-2006, e integró en tres ocasiones las convocatorias del conjunto de Cuba. Además, según las minuciosas estadísticas del historiador Ramón Rodríguez, anidó tres veces la “blanquinegra” en un partido ante Las Tunas en 1994, algo difícil de completar en cualquier balompié del planeta.
“Comencé a jugar en el reparto El Bosque, ya que vine con mi familia para Holguín. Como era pequeño, no me aceptaron en el área especial, pues existían normativas de estatura. Luego, me destaqué en las competencias interescuelas y fui captado en el terreno del ‘Feliú Leyva’, que es donde empiezo de manera organizada”, relató el veterano jugador.
Su debut en lides de la nación ocurrió el 6 de octubre de 1991, al sustituir a otro histórico, Wilfredo Bicet. Sobre aquel día, “El Indio” declaró: “Estaba en la banca, era muy joven y me pusieron a jugar, le marqué mi primer gol a Las Tunas. A partir de ahí siempre aparecí en las alineaciones regulares”.
La mejor campaña de Ramírez fue la 2002-2003 (14 goles), sin embargo, no fue llamado a las filas del elenco tricolor antillano. Algunos detractores le achacaron el poco físico -mide 1,66 metros y pesa 62 kilogramos-, y la inexperiencia internacional. Aun así, el ariete tuvo otras oportunidades, pues constó en los planes del club alemán Bonner, viajó con la selección de la Isla por tierras francesas y disputó un desafío amistoso contra Trinidad y Tobago.
“Nunca nos dieron como favoritos. Los equipos grandes se habían quedado y nosotros sabíamos que podíamos. Cuando perdimos con Ciudad Habana en el ‘Marrero’, 5-0, la gente pensó que nos ‘desinflábamos’, pero supimos recuperarnos”, rememoró acerca del título en la edición 91 del Torneo de la Isla, junto a los dirigidos por Juan Carlos Quintana.
“Asistí a dos eventos nacionales de futsal y me aconsejaron practicar por entero esa disciplina, pero he dedicado la mayor parte de mi carrera al once”, comentó el también futbolista de sala, que ayudó a la obtención del tercer escaño del representativo de casa en el último Campeonato Nacional de la modalidad -desarrollado en 2007-, bajo la tutela de Jorge Medina.
Con respecto a su llegada a la centena de esféricas enviadas al fondo de las porterías, narró: “Enfrentábamos a Sancti Spíritus en La Formadora, en un saque de esquina, Yordanis ‘Azuquita’ Vega tiró, la pelota pasó entre los marcadores, picó, la recibí en el segundo palo y anoté de cabeza”.
Del retiro no quiere hablar, porque se prepara para desempeñarse en el Campeonato Provincial, o la Liga Cubana. “Continuaré con el plantel de Holguín, si estoy en forma y el director técnico lo considera oportuno”, añadió quien ha levantado de alegría a muchos seguidores en la cancha Turcios Lima, de Banes.
Héctor Ramírez se inscribió, por derecho propio, en las memorias del “Más Universal”. Sus esfuerzos sobre el rectángulo y las hazañas alcanzadas son ejemplos de constancia. Parece que defensas y porteros tendrán que seguir atormentados con las incursiones del “Pitufo”.
El eficiente delantero, que nació en el municipio de Báguano -hace 35 años-, fue medallista de bronce juvenil del país y campeón con Las Panteras Rojinegras en la temporada 2005-2006, e integró en tres ocasiones las convocatorias del conjunto de Cuba. Además, según las minuciosas estadísticas del historiador Ramón Rodríguez, anidó tres veces la “blanquinegra” en un partido ante Las Tunas en 1994, algo difícil de completar en cualquier balompié del planeta.
“Comencé a jugar en el reparto El Bosque, ya que vine con mi familia para Holguín. Como era pequeño, no me aceptaron en el área especial, pues existían normativas de estatura. Luego, me destaqué en las competencias interescuelas y fui captado en el terreno del ‘Feliú Leyva’, que es donde empiezo de manera organizada”, relató el veterano jugador.
Su debut en lides de la nación ocurrió el 6 de octubre de 1991, al sustituir a otro histórico, Wilfredo Bicet. Sobre aquel día, “El Indio” declaró: “Estaba en la banca, era muy joven y me pusieron a jugar, le marqué mi primer gol a Las Tunas. A partir de ahí siempre aparecí en las alineaciones regulares”.
La mejor campaña de Ramírez fue la 2002-2003 (14 goles), sin embargo, no fue llamado a las filas del elenco tricolor antillano. Algunos detractores le achacaron el poco físico -mide 1,66 metros y pesa 62 kilogramos-, y la inexperiencia internacional. Aun así, el ariete tuvo otras oportunidades, pues constó en los planes del club alemán Bonner, viajó con la selección de la Isla por tierras francesas y disputó un desafío amistoso contra Trinidad y Tobago.
“Nunca nos dieron como favoritos. Los equipos grandes se habían quedado y nosotros sabíamos que podíamos. Cuando perdimos con Ciudad Habana en el ‘Marrero’, 5-0, la gente pensó que nos ‘desinflábamos’, pero supimos recuperarnos”, rememoró acerca del título en la edición 91 del Torneo de la Isla, junto a los dirigidos por Juan Carlos Quintana.
“Asistí a dos eventos nacionales de futsal y me aconsejaron practicar por entero esa disciplina, pero he dedicado la mayor parte de mi carrera al once”, comentó el también futbolista de sala, que ayudó a la obtención del tercer escaño del representativo de casa en el último Campeonato Nacional de la modalidad -desarrollado en 2007-, bajo la tutela de Jorge Medina.
Con respecto a su llegada a la centena de esféricas enviadas al fondo de las porterías, narró: “Enfrentábamos a Sancti Spíritus en La Formadora, en un saque de esquina, Yordanis ‘Azuquita’ Vega tiró, la pelota pasó entre los marcadores, picó, la recibí en el segundo palo y anoté de cabeza”.
Del retiro no quiere hablar, porque se prepara para desempeñarse en el Campeonato Provincial, o la Liga Cubana. “Continuaré con el plantel de Holguín, si estoy en forma y el director técnico lo considera oportuno”, añadió quien ha levantado de alegría a muchos seguidores en la cancha Turcios Lima, de Banes.
Héctor Ramírez se inscribió, por derecho propio, en las memorias del “Más Universal”. Sus esfuerzos sobre el rectángulo y las hazañas alcanzadas son ejemplos de constancia. Parece que defensas y porteros tendrán que seguir atormentados con las incursiones del “Pitufo”.
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