La crecida de Río de Janeiro arrastró a Chicago, Tokio y Madrid. América del Sur tendrá Olimpiada en 2016. La urbe carioca, la segunda más populosa de la nación “verdeamarela”, le puso samba a la elección en Copenhague, Dinamarca.
Los dos intentos anteriores habían sido infructuosos; pero el 2 de octubre último, 66 votos le dieron la razón a Lula, O Rei Pelé y Carlos Arthur Nuzman, presidente del Comité Olímpico Brasileño.
Las aguas de Río habían subido su nivel desde que la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) le otorgó a Brasil la sede del Mundial de 2014 y la Cidade Maravilhosa (Ciudad Maravillosa) fue tomada en cuenta para acoger partidos en el Maracaná. El deporte unido al carnaval y las fiestas, a la fuerza de un país que como potencia económica emergente se abre paso.
Esta vez perdió la Coca Cola, ya que en 1996, Atlanta venció a Atenas en los Juegos del Centenario y los Dioses tuvieron que ponerse jeans y sombreros vaqueros. Al fin el Comité Ejecutivo del Comité Olímpico Internacional (COI) elogió un proyecto distinto, cuya infraestructura está adelantada desde los Panamericanos-2007 y los voluntarios tienen experiencia. Otro Gigante salió del sueño y se dispone ha demostrar que Brasil es novelas, playas, alegría, pero también voleibol, básquet, natación, judo, gimnasia…
Pero el COI “la hizo” al final: ratificó al golf y el rugby de siete jugadores en el programa de 2016 y 2020. El reelegido presidente de la máxima entidad deportiva, el belga Jacques Rogge, quería a las dos disciplinas de vuelta. El camino estaba allanado, pues el béisbol y el softbol, junto al kárate, patinaje en línea y el squash, habían sido rechazados de antemano.
Los factores de patrocinio, rating televisivo y lobby “adornaron” la sonrisa de Rogge, que se ocupa del gigantismo de los Juegos y, por otra parte, alienta la construcción de campos de golf “infinitos”. Lo pensarán dos veces -puede que nunca lo valoren- en el Caribe y África Subsahariana, para organizar el evento cumbre. La esperanza es lo último que se pierde, mas en estos casos, esperanza debe “aflojar” la billetera.
Ojo con la seguridad, le exigió el COI a las autoridades de Río de Janeiro, ante los sucesos de tiroteos entre pandillas rivales, ocurridos recientemente; 14 personas perecieron durante un fin de semana. La policía perdió efectivos con helicóptero y todo, al orquestar una redada. El desafío de Lula es la violencia y 58 millones de dólares estarán destinados a ese frente. Esto no “es el pollo del arroz con pollo”, el mandatario sabe que para fructificar la paz, habrá que eliminar la pobreza, arraigada en las barriadas. Prometió desaparecer el término favela; sin embargo, el tema es el punto vulnerable de la propuesta de 2016 y la deuda social viene desde que, en el siglo XVI, el navegante Pedro Álvarez Cabral reclamó para Portugal la tierra descubierta de Brasil.
El asunto de la sesión 121 del organismo de los Cinco Aros embulló a Hiroshima y Nagasaki, que formarán un dueto aspirante a la candidatura de los Olímpicos de 2020. Promover el entendimiento contra las armas atómicas centra el mensaje de la campaña. Estambul, Budapest y Nueva Delhi siguieron el ejemplo y pedirán la sede, a decidirse en 2013. La idea japonesa encontró aceptación, porque los bombazos de la Segunda Guerra Mundial marcaron a la Humanidad.
Orden y Progreso son las palabras en la bandera brasileña. Mucho de este lema tendrán que poner en práctica en siete años. La capital del estado del mismo nombre resplandece. Río se desbordó, los diques cedieron y el COI también. Panamericanos, Mundial y Olimpiada, si no es récord, es un buen average.